Mi experiencia personal con contactos travestis
Hace un par de años llegó un chico nuevo a la oficina: no parecía gran cosa por lo que, desde un primer momento, no me llamó poderosamente la atención. Sin embargo, cuando llegó la cena de empresa, empecé a fijarme en él.
Era divertido, gracioso y hasta… guapo. No sé cómo pero poco a poco me empecé a enamorar de él, empecé a adentrarme en su mundo aunque él siempre había sido algo reservado. Tardó un par de meses en lanzarse y en pedirme salir, desde la primera noche que quedamos juntos hicimos el amor de una forma muy apasionada.
Sin embargo, había algo de él que no sabía, le encantaban los contactos travestis.
Una práctica que chocaba completamente con mi forma de pensar
Tengo que reconocerlo aunque la gente pueda odiarme por ello, los travestis siempre me han dado mucho asco, aunque no sabía muy bien porque.
Cuando mi novio lo reconoció me quería morir, pensaba que la relación estaba acabada y que no iba a haber manera de cambiar las cosas. Sin embargo, después de unos días de reflexión en casa de mis padres, llegue a la conclusión de que tampoco podía ser tan malos, al fin al cabo se trataba de un gusto como podía ser cualquier otro.
Decidió entonces darle una oportunidad y ver todo lo que te esta experiencia tenía que ofrecerme.
Salí con mi chico y con dos amigos travestis que tenía desde hace tiempo. He de decir que pase la mejor noche de mi vida y que repetiré tantas veces como pueda. Son chicos (o chicas no se) muy divertidos. Además, también descubrí que a mi chico no le interesaba acostarse con ellos, si no pasar un buen rato en su compañía.
Nos vamos a casar y uno de ellos va ser nuestra dama de honor… original ¿verdad?