Escribo esto mientras estoy pasando un frio tremendo. Pero se me ocurre una forma muy interesante de calentarme: Podría llamar a un servicio de teléfonos eróticos.
Parece una tontería pero es la verdad: en ese tipo de servicios, por muy frio que puedas venir de la calle, siempre acaban diciéndote una cosas que hacen que suba la temperatura de tu cuerpo (entre otras cosas).
Si no me crees haz la prueba. Un día que llegues congelado a tu casa, coge un el servicio que te apetezca y escucha todas las guarradas que tengan que decirte. Incluso aunque tu actitud también sea una poco fría, es casi seguro que acabarás totalmente caliente.
Tu imagina la situación: Has visto en la noticias la razón por la que hace tanto frío últimamente. Un clima polar ha entrado en la península y está azotando todos los lugares; ya no queda ninguno cálido. Las mantas y la calefacción pueden ayudarte, pero en cuanto te alejas un poco te vuelve el frío al cuerpo.
Estás buscando algo que te caliente de verdad, en todas sus vertientes, y piensas en llamar a los “teléfonos eróticos” con los que ya has hablado en más de una ocasión. Tienes que saber una cosa: a pesar de que el frio es físico, existe y te hace estremecer, una pequeña parte es psicológica; es decir, que puede que no haga tanto frío como nuestro cerebro se empeña en demostrarlos.
Aquí es donde entra la importancia de llamar a este tipo de servicios.
¿Cómo puede calentarte llamar a teléfonos eróticos?
El punto más obvio ya lo sabemos y lo hemos descrito, si buscamos que una persona nos caliente sexualmente, esta es una de las mejores opciones que nos podemos encontrar. Ahora bien, seguro que cuando estás teniendo relaciones sexuales te olvidas del frío que hace en la habitación ¿verdad?
Pues, aunque no te lo creas, se produce el mismo efecto cuando llamas a teléfonos eróticos. Cuando empiece a entrarte ese calentón, dará igual la temperatura que haga en el exterior.
He de reconocer a veces, en invierno, he llamado a ese teléfono totalmente envuelto entre las sábanas. Luego, sin saber muy bien el cómo, he descubierto que me estaba masturbando con todas las mantas y sábanas retiradas. ¿Qué había pasado? Muy fácil: había sido tal el calor y el sofoco que ya no me hacía falta ninguna calefacción adicional.